Taller de restauración ambiental a través de dispositivos orgónicos y geometría sagrada (dodecaedros) |
Fechas |
10-11 de Junio de 2023 |
Lugar |
Los Portales |
Precio |
70,00 € más alojamiento |
Imparte |
Mavi Romano, restauradora ambiental, permacultora y bioconstructora |
1 Una solución a la manipulación climática, la contaminación electromagnética y el control mental
A los cada vez más acuciantes problemas de contaminación atmosférica, hipnosis colectiva y dispersión masiva de estelas químicas causados deliberadamente por los organismos de control planetario con el objetivo de la absoluta centralización de los recursos naturales y humanos a través de una dictadura globalista, llevamos varios años desarrollando técnicas de renaturalización de paisajes degradados mediante permacultura acuática y diseño permacultural y, desde hace más de un año, técnicas de restauración ambiental atmosférica mediante dispositivos orgónicos de sencilla construcción, instalación y mantenimiento.
Nuestro trabajo de investigación individual y colectiva, así como la efectividad de los dispositivos orgónicos implementados en nuestros espacios y en los talleres realizados desde enero en más de 60 lugares de España, queda documentada en nuestro canal de Telegram “Dispositivos Orgónicos y Conciencia del Éter”: https://t.me/DispositivosOrgonicos .
Nuestro objetivo es enseñar a producir energía vital, éter u orgón a través de dispositivos para renaturalizar ambientes contaminados por la geoingeniería climática y la radioactividad, así como promover el despertar humano frente a la hipnosis colectiva. Nuestro fin último es renaturalizar el clima y hacer que vuelva a llover de manera justa y abundante para que los recursos naturales como el agua, la tierra y las semillas sigan siendo libres y estén a disposición de una humanidad responsable. Pero ¿qué es eso de la energía vital, éter u orgón? ¿qué es la energía orgónica?
2 La energía orgónica
Desde la Antigüedad, todas las culturas coinciden en que existe una Energía Universal que impregna y sustenta al cosmos en su totalidad como una unidad, y una de sus manifestaciones en una frecuencia de vibración más baja es la Energía Vital que anima a los seres vivos.
En India fue llamada Prana y los yoguis trabajan con el Prana mediante la respiración, la meditación y determinados ejercicios físicos para elevar su frecuencia vibratoria con la finalidad de unir al cuerpo con el alma y al hombre con LA FUENTE, y conseguir mantener unos estados elevados de conciencia que les permiten conservar la armonía, la juventud y la salud.
En China se utiliza la palabra Chi, Qui o Ki para expresar el estado de energía de algo, preferentemente de las cosas vivas, y existen muchos tipos de Chi; por ejemplo, el Tian Chi es la energía celeste, el How Chi es la Energía Vital, el Ren Chi es la Energía Vital humana, el Goe Chi es el Chi del espíritu, etc.
Existen dos fuerzas o polaridades universales, el yin y el yang, de cuya interacción surge todo lo creado y que deben estar en equilibrio. El Chi, Qui o Ki contiene el yang (o energía masculina) y el yin (o energía femenina) y del equilibrio entre ambas surge la armonía universal física y mental.
El Ser Humano es un microcosmos integrado en el macrocosmos universal y cósmico y todo se rige por los mismos principios: “lo que es arriba es abajo”. Tanto en nuestros cuerpos físicos y sutiles, como en los cuerpos físicos y sutiles del cosmos, existe una red energética por donde circula el CHI/KI/ÉTER/ORGÓN formada por los chakras, los meridianos y los nadis.
Existen básicamente 3 tipos de CHI/KI/ÉTER/ORGÓN: el celeste y el terrestre que son macrocósmicos y el humano, que es microcósmico. El CHI/KI/ÉTER/ORGÓN es una sustancia energética omnipresente en el universo que tiene propiedades nutritivas, poseyendo también la conciencia de la reorganización celular, de forma que aporta a las estructuras atómicas y moleculares una tendencia hacia la reorganización y la armonía.
Si hay CHI/KI/ÉTER/ORGÓN, hay vida; por ello cuando el cuerpo material muere, el CHI/KI/ÉTER/ORGÓN lo abandona, cesa la vibración a nivel subatómico, produciéndose el caos y la descomposición física. Lo mismo sucede cuando el ambiente sufre los efectos de las fumigaciones con estelas químicas: las formas atmosféricas naturales se descomponen (caos) y se pueden manifestar diferentes enfermedades respiratorias y neuronales en los seres que respiran esas sustancias. Cuando empleamos nuestra intención sanadora a través de la generación y acumulación de CHI/KI/ÉTER/ORGÓN de nuestros dispositivos, podemos ver sus efectos en la atmósfera, pues las cadenas atómicas y moleculares de las nubes y la atmósfera rotas por la fumigación con estelas químicas, se restablecen y las cadenas moleculares del aire y el agua vuelven a formarse: el cielo recupera un color azul más intenso y aparecen formaciones nubosas bajas.
Conservar la integridad energética del ser humano y del ambiente permite vivir con alegría espontaneidad y autenticidad, pero nos exige un continuo trabajo interior ya que es un proceso cambiante que hay que mantener y que dura toda la vida. En la Edad Media, Paracelso creía en una fuerza vital controlada por la imaginación a la que llamó arqueo, la cual podía producir efectos saludables o enfermizos. En el siglo XVIII, Mesmer le otorgó naturaleza magnética y decía que el individuo era medio a través del cual se transmitía desde el cosmos la fuerza curativa. A aquello lo llamó magnetismo animal; en el siglo XIX Riechenbach la llamó llamo fuerza ódica y en la escuela del Este se denominó bioplasma.
En el siglo XX, Wilhelm Reich, discípulo de Freud y precursor de la bioenergética occidental la llamó orgón y exponía que la carga de orgón de los tejidos y de las células de la sangre determina el grado de susceptibilidad a las infecciones y la disposición a la enfermedad, y que con la introducción de la energía orgónica desde el exterior se alivia al organismo de la carga de consumir el orgón de su propio cuerpo en la lucha contra la enfermedad. Poco después, hacia 1940, un alumno de Reich, Alexander Lowen se centró en los efectos de la energía en el cuerpo humano, estableciendo en sus estudios y técnicas que los procesos energéticos del ser humano condicionan lo que sucede en la mente y también lo que sucede en el cuerpo, y que la energía de una persona determina su personalidad.
Así nació la bioenergética occidental que es una técnica para ayudar a los seres humanos a retomar contacto con nuestra energía vital innata, la cual permanece reprimida por los conflictos internos originando bloqueos energéticos que nos impiden manifestar nuestra propia personalidad, interactuar libremente con las personas de nuestro entorno como los seres auténticos que somos, y así disfrutar de la vida recuperando nuestra naturaleza primaria de seres libres hermosos y bellos.
El trabajo con los dispositivos orgónicos facilita la conexión, y esta produce salud, que procede de esa sensación de conexión con una fuerza superior a nosotros que nos colma y nos llena haciéndonos sentir como parte del universo, de forma que la pérdida de esa sensación de conexión con nuestra esencia espiritual y con los seres humanos, los animales y la naturaleza nos produce un trastorno energético que posteriormente se convierte en un problema de salud; pero cuando un ser humano aumenta su energía, su espíritu crece y cuando la energía de nuestros cuerpos o energía vital está en contacto e interactúa con la energía del universo nos produce una sensación de plenitud y de vuelta a nuestros orígenes que nos satisface, nos llena y nos nutre, aunque debido al estrés y al ritmo de vida actual muchos han perdido esta conexión sintiéndose aislados, enajenados, desconectados, infelices e insatisfechos y más predispuestos a la enfermedad.
El aumento de la energía universal de la conexión, mediante la activación de la sanación entre el ambiente y el ser humano, que en simbiosis con las herramientas que maneja (dispositivos orgónicos), activa y genera la sanación macro- y micorcósmica, produce a su vez en nuestra estructura energética un efecto principal sanador y un efecto secundario de expansión de la conciencia. Si nuestros cuerpos físicos y sutiles están sanos y desbloqueados, la energía circula libremente, la conciencia se expande y nuestra duda existencial disminuye al aumentar y reforzarse en nuestra sensación cósmica de conexión con los planos superiores y con la fuente divina. Como es arriba es abajo y como es adentro es afuera.